Diseccionando a El País

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Diseccionando a El País del 22 de Junio de 2008.

Reportaje: Monsanto, transgénicos a la carta

España es el país comunitario donde tiene más desarrollo este tipo de cultivos en maíz.

“Sus detractores ven en los transgénicos, organismos genéticamente modificados, un riesgo para la biodiversidad y una mayor dependencia de sólo una serie limitada de semillas con interrogantes en relación con su impacto sobre la salud”.

Estas tres líneas son el único reproche que Vidal Maté dedica al uso de transgénicos. El resto del artículo es lo más parecido a un anuncio publicitario de Monsanto. De hecho tenemos el convencimiento de que la transnacional ha pagado al diario una buena suma de dinero por escribir un reportaje que contribuya a mejorar su imagen y la de los transgénicos ante la ofensiva de numerosos grupos ecologistas en los últimos años.

“Monsanto, la multinacional estadounidense líder mundial en el desarrollo de semillas genéticamente modificadas, ha tenido en el último año uno de sus mejores ejercicios económicos con una facturación en 2007 de casi 8.600 millones de euros con un incremento del 17%. De esa cifra, unos 5.000 millones corresponden a las ventas de semillas con un aumento del 25% y otros 3.600 millones a las ventas de productos fitosanitarios con un incremento del 9%.

Se presenta a Monsanto halagando sus cifras. Los 5000 millones de ventas de semillas son robados a campesinos que se ven obligados a comprarlas a la multinacional, puesto que las plantas transgénicas se diseñan para no producir semilla, lo que supone un beneficio muy jugoso y una dependencia de los productores respecto a la corporación.

El resto del reportaje continúa con la enumeración supuestas bondades para terminar con el ingenioso encabezamiento:

“Cosecha de beneficios

Si nos atenemos a los datos manejados por Monsanto, la cosecha de los cultivos transgénicos supone solamente un carro de beneficios y de ahorro.

Desde la perspectiva de la seguridad, el uso de este tipo de productos para la alimentación animal o humana no ha provocado problemas documentados.

En la actualidad, hay doce millones de agricultores que han sembrado cultivos genéticamente modificados en todo el mundo, donde España ocupa uno de los primeros lugares entre los países miembros de la Unión Europea con el maíz resistente al taladro.

En materia medioambiental, con el uso de las semillas transgénicas se habrían evitado 289.000 toneladas de pesticidas así como unos 10 millones de toneladas de gases de efecto invernadero por la reducción en el uso de combustible. El ahorro en biocombustibles se estima en unos 1.800 millones de litros.

Los beneficios adicionales por el uso de las semillas genéticamente modificadas se estiman en 34.000 millones de dólares.

Desde la perspectiva de la alimentación, los defensores de los transgénicos ponen sobre la mesa en la parte positiva el haber contribuido a la preparación de un billón de comidas”.

El artículo podría haberse escrito desde otra óptica, claro. Citamos algunos de los peligros que Greenpeace observa en el uso de transgénicos;

“Algunos de los peligros de estos cultivos para el medio ambiente y la agricultura son el incremento del uso de tóxicos en la agricultura, la contaminación genética, la contaminación del suelo, la pérdida de biodiversidad, el desarrollo de resistencias en insectos y "malas hierbas" o los efectos no deseados en otros organismos. Los efectos sobre los ecosistemas son irreversibles e imprevisibles.

Los riesgos sanitarios a largo plazo de los OMG presentes en nuestra alimentación o en la de los animales cuyos productos consumimos no se están evaluando correctamente y su alcance sigue siendo desconocido. Nuevas alergias, aparición de nuevos tóxicos y efectos inesperados son algunos de los riesgos.

Los OMG refuerzan el control de la alimentación mundial por parte de unas pocas empresas multinacionales. Son una de las armas predilectas de estos dictadores de la alimentación, y lejos de constituir un medio para luchar contra el hambre, aumentan los problemas alimentarios. Los países que han adoptado masivamente el uso de cultivos transgénicos son claros ejemplos de una agricultura no sostenible.

La solución al hambre y la desnutrición pasa por el desarrollo de tecnologías sostenibles y justas, el acceso a los alimentos y el empleo de técnicas como la agricultura y la ganadería ecológicas. La industria de los transgénicos utiliza su poder comercial e influencia política para desviar los recursos financieros que requieren las verdaderas soluciones”.

Al hilo de la bochornosa publicidad que el diario dedica como “reportaje” a Monsanto queremos recordar su similitud con las prácticas que Bernays, padre de la manipulación de masas, ideó para limpiar la imagen de numerosas corporaciones;

Financiadas silenciosamente por las industrias cuyos productos están siendo evaluados, se diseñan agencias “independientes” de investigación que elaboran estudios “científicos” y material de prensa para crear cualquier imagen que los jefes deseen. Tales grupos tienen nombres muy resonantes, como:

Fundación de Investigación sobre la Temperatura, Consejo Internacional de Información Alimentaria, Alerta al Consumidor, Consejo de Investigación del Instituto del Tabaco, Coalición Global Climática o Alianza para Alimentos Mejores…

Como Stauber explica, estas organizaciones y cientos de otras similares son grupos cuya única misión es promover la imagen de las corporaciones globales que los financian. Esto se logra en parte con una interminable cantidad de “comunicados de prensa”, anunciando investigaciones “innovadoras”, en cada estación de radio y diario del país (Robbins). Muchos de estos informes enlatados se leen como noticias, y de hecho son moldeados para que parezcan noticias.

Por César Pérez Navarro.


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