“La guerra continúa, aunque no haya fuegos artificiales“

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CORRESPONSALES BÉLICOS // LA ‘ESPECTACULARIZACIÓN’ DEL CONFLICTO MARCA LAS COBERTURAS

Héctor Rojo Letón, Redacción
Los conflictos armados se reproducen por todo el mundo, pero su repercusión en los grandes medios se reduce a simples instantáneas, que incluso, como denuncian algunos periodistas, son ‘fabricadas’.
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David Fernández
¿ATAQUE ISRAELÍ SOBRE GAZA? La descontextualización y la manipulación son constantes en las coberturas bélicas. En la foto, disturbios en Tirso de Molina para impedir un acto nazi.

“¿Para qué apostar por el periodismo de calidad, con fin social, en tiempos del ‘show de la información’ en que es más importante el titular llamativo que la profundidad, la explicación que aporte algo a los lectores?”, se pregunta Hernan Zin, que durante 15 años ha recorrido zonas en conflictos y escribe un blog para 20 Minutos.

Las guerras, muy lejos de disminuir, han aumentado en los últimos años. En 2007, según datos de la ONU, 11,4 millones de refugiados vivían fuera de sus países, en comparación con 9,9 millones en 2006. Además, otros 26 millones fueron desplazados dentro de sus propios países en 2007, en comparación con 24,2 millones un año antes. Una situación tan olvidada como las zonas donde suceden, especialmente si se trata de Asia o África. Incluso en territorios que suelen atraer la atención mediática como Gaza no siempre interesan. “La guerra continúa, aunque no haya fuegos artificiales como coloquialmente se habla en los medios, y las imágenes no sean tan coloridas, y las personas mueren por el bloqueo de Israel. Por ejemplo, no llegan medicamentos”, explica a DIAGONAL Alberto Arce, uno de los tres extranjeros que cubrieron los bombardeos israelíes de enero. Accedió en barco días antes del comienzo de la guerra, formando parte de un envío de ayuda humanitaria, para rodar un documental. Al final, se convirtió en el único ‘periodista’ español en la zona. Afganistán, por ejemplo, sólo cuenta con la presencia habitual de Mónica Bernabé de El Mundo. ¿Por qué ocurre esto? “Es una buena pregunta, se la haría a los directores”, responde Zin.

“La guerra es un negocio, todos los buitres que quieren negociar contratos se acercan. Permite corromper gobiernos, conseguir materias primas a mejor precio. Beneficios rápidos y baratos. Y las potencias occidentales están siempre vinculadas directa o indirectamente. Esas materias primas las utilizamos cada día: petroleo, coltán, uranio...”, explica Gervasio Sánchez, fotógrafo y periodista de El Heraldo de Aragón.

Rompiendo fronteras

“A pesar de la censura israelí, mediáticamente perdieron la guerra. Los palestinos lo cubrieron muy bien, gracias a su trabajo, a su formación y a la difusión de agencias como Reuters”, comenta a DIAGONAL Sánchez. Mientras los medios de todo el mundo “se limitaban a recibir el parte del Ejército israelí y luego contrastar algunas de esas informaciones. Pero siempre a distancia. Israel ponía sus propias reglas e incumplirlas supone riesgos como perder su acreditación o la del medio, además de lo que es en sí una guerra”, reconoce Arce. Cuatro periodistas murieron por los bombardeos israelíes. En mayo se producirá un acto en recuerdo de éstos, en Palestina, al que acudirá Javier Couso, hermano de José, asesinado en 2003 [ver recuadro].

“Los reporteros extranjeros somos privilegiados. Siempre tenemos pasaje de vuelta. Si vas a una guerra es para estar allí, con sus consecuencias. Esperar inmunidad es absurdo. Si no la tienen los niños, las mujeres, los ancianos, ¿por qué la vas a tener tú?”, explica Zin.

Imágenes fabricadas

“El 99% de los periodistas free lance que conozco quieren estar donde pasa la noticia”, continúa Zin. Sin embargo, también es habitual la cobertura de conflictos por parte de corresponsales desde cientos de kilómetros en la habitación de un hotel, o la fabricación-recreación de hechos. Da igual cuándo haya pasado, lo que importa es la imagen, y como si de una película se tratara, se escenifica.

No es real, pero sí verídico, explica otro periodista que prefiere no revelar su identidad y que reconoce que el 80% de los corresponsales hacen todo el trabajo desde el hotel. Un ejemplo: el documental Pallywood. Desmiente el bombardeo de una escuela de la ONU en Gaza por Israel (2004), ya que ni una sola de las bombas de mortero que causaron 43 muertos impactó en la escuela.

Tras “la Guerra Fría, con la revolución de la electrónica y de la comunicación, el mundo de los negocios descubre de repente que la verdad no es importante, y que ni siquiera la lucha política es importante; que lo que cuenta, en la información, es el espectáculo”, escribía Ryszard Kapuscinski en Los cínicos no sirven para este oficio (2002).

“Por 30 o 40 euros el minuto de imagen grabada, los fotógrafos palestinos cogían la primera ambulancia que iba a alguno de los lugares bombardeados. Después esa imagen la vendía la agencia por más de 600 euros. Algunos de estos periodistas murieron por difundir lo que ocurre en la Franja de Gaza. Incluso nos boicoteaban a nosotros, que ni siquiera queríamos difundir la imagen en el momento”, reconoce Arce. Otra situación habitual es cubrir una guerra como un militar más. “El problema no es el empotramiento, Robert Capa lo hacía en la II Guerra Mundial, sino las restricciones que se firman con el ejército para informar”, reconoce Sánchez. Pero con una conexión a internet se pueden romper muchas barreras.

“Yo siempre he sido un activista que graba documentales, pero desde Gaza escribía crónicas diarias. Mi discurso como activista siempre era anulado, sin embargo como ‘periodista’ lo he colado”, reconoce Arce, que gracias a un satélite y una conexión a la red narró lo que sucedía en Gaza. Una alternativa para poder hacer frente a una información mercantilizada. Y que, además, en el mundo profesional requiere de mucho tiempo y dinero, pero la información “como mercancía debe ser rápida y barata”, concluye Zin.

Seis años después, sin juicio

Cómo cada día 8, el primer miércoles de abril los hermanos y amigos de José Couso se concentrarán en la embajada de EE UU en Madrid. Se cumplen seis años de su asesinato por parte de tropas estadounidenses en Iraq. Mientras, la investigación en la Audiencia Nacional continúa. “Creemos que hay elementos para volver a procesar a los militares. Ya sólo queda el intento de toma de declaración a Ana Palacio (ex ministra de Asuntos Exteriores) y Federico Trillo (ex ministro de Defensa y diputado del PP, quien por ese motivo tiene condición de aforado). Además, el juez Santiago Pedraz podría exigir una reconstrucción de los hechos en Iraq”, reconoce esperanzado Javier Couso. Además, estos días se celebra el aniversario del fallecimiento de otros periodistas en conflictos armados: Ricardo Ortega (marzo de 2004, en Haití), Julio A. Parrado (abril de 2003, en Iraq) y Miguel Gil Moreno (mayo de 2000, en Sierra Leona).


http://www.diagonalperiodico.net/spip.php?article7588


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