Destapando al Cuarto Poder

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¿Guerra Sicológica o destrucción de la conciencia social?

Fabián Escalante Font | 30-08-2008 | Artículos de Opinión

(Por: Fabián Escalante Font, general de división retirado, investigador en Asuntos de Seguridad Nacional, que ha publicado numerosos títulos referidos a la subversión de Estados Unidos contra nuestros pueblos.) Especial para La Voz del Sandinismo.

Cada día, en la mañana, leemos en los periódicos o conocemos por otros medios, noticias, debates o artículos de opinión, relativos a conflictos políticos, sociales, laborales o de otra naturaleza, con tonos críticos, que en aparente neutralidad enjuician tal o cual situación o la actuación de determinada personalidad política o de cualquier esfera social, con las secretas intenciones de formar o crear un estado de opinión determinado. Día tras día, así se van acumulando informaciones en nuestras psiquis, muchas de ellas tendenciosas y destinadas a conformar opiniones, que más tarde devienen en juicios, estados de ánimos, opiniones adversas, contradicciones, que tienen la finalidad de actuar sobre un escenario determinado, modificarlo o incluso cambiarlo. Es precisamente eso, lo que los especialistas han denominado ³guerra sicológica², cuyo fines políticos e ideológicos, resultan evidentes.

En otras palabras, la ³guerra sicológica² es el arte de la manipulación de la conciencia a través de los medios masivos de información.

El concepto de ³guerra sicológica² se comenzó a formar en Estados Unidos a finales de la década del 40, en el pasado siglo, con el inició de lo que se denominó la ³guerra fría². Es precisamente en esa época, en la que se formuló su concepto, que van a figurar por primera vez en 1951 en el diccionario del Ejército norteamericano bajo la siguiente definición:

³La guerra sicológica, son las acciones emprendidas por parte de una o varias naciones en la propaganda y otros medios de información contra grupos enemigos, neutrales o amigos de la población, para influir en sus concepciones, sentimientos, opiniones y conductas, de manera que apoyen la política y los objetivos de la nación o grupo de naciones a la cual sirve esta guerra sicológica².

En otras palabras, el fin es socavar y desestabilizar al país, organización o persona objeto del proyecto.

Probablemente por ello, uno de los adalides de la ³guerra fría², representante legal de la conocida ³United Fruit Company², John Foster Dulles, secretario de Estado en los cincuenta, expresara:

³Hemos gastado millones de dólares preparándonos para la guerra de las armas, pero hemos gastado poco para la guerra de las ideas y ahora sufrimos fracasos que no se pueden compensar con nuestro poderío militar². En la misma época, el director de la Agencia de Información de Estados Unidos, USIA enriquecía el concepto con la siguiente idea: ³La simple introducción de la duda, en el cerebro de las personas, ya significan un gran éxito²

Más recientemente, en la década de los ochenta, durante la feroz y despiadada guerra desatada por Estados Unidos contra Nicaragua, la Agencia Central de Inteligencia de ese país, invento para las fuerzas contrarrevolucionarias un ³manual de operaciones para la guerra sicológica², que entre otras muchos conceptos, incluidos el asesinato político, expuso:

³La guerra de guerrilla es esencialmente una guerra política. Por eso sus áreas de operaciones exceden los límites territoriales de las guerras convencionales, para adentrarse en la conciencia del hombre (Š.) el ser humano debe ser considerado como el objetivo prioritario de la guerra política, y concebido como el blanco militar de la guerra de guerrillas, el ser humano tiene su punto más crítico en la mente. Una vez alcanzada su mente, ha sido vencido el animal político, sin recibir necesariamente balas. La guerra de guerrillas nace y crece en un ambiente político; en el combate constante por dominar esa área de mentalidad política que es inherente a todo ser humano, y que colectivamente constituye el ³ambiente² en que se mueve la guerra de guerrillas, y que es donde precisamente, se define su triunfo o fracaso. Esta concepción de guerra de guerrillas como guerra política, convierte a las operaciones sicológicas en el factor determinante en los resultados. El blanco es entonces, las mentes de la población, de toda la población, nuestras propias fuerzas, las del enemigo y la población civil².

Estas definiciones treinta años después de las primeras, explican, la experiencia adquirida por los servicios y organismos especializados de Estados Unidos, en su actuar contra nuestros pueblos. Numerosas instituciones ³no gubernamentales² han surgido a la palestra pública, con tales fines. Entre ellas la Fundación para el Desarrollo de la Democracia (National Endowment for Democracy - NED) y el Instituto Internacional Republicano (International Republic Institute- IRI), junto a la archireaccionaria ³Heritage Foundation², ocupan un lugar privilegiado. Fabrican artículos, campañas, imágenes de personas y todo lo que imaginar se pueda, para lograr sus fines: confundir, engañar, desviar. Por otra parte, en cada embajada norteamericana, dependiendo de la CIA, la USIA u otra agencia especializada, una sección se ocupa del trabajo con los medios masivos y las campañas mediáticas. No siempre resulta ingenua tal o mas cual ataque aparecido en un medio, contra posiciones o lideres revolucionarios.

Al escribir estas líneas, me viene al recuerdo aquella magnífica película en que actúan Robert de Niro y Dustin Hoffman, en la cual, un presidente norteamericano, atribulado por el escándalo de una aventura amorosa, vísperas de su reelección, contrata a un productor de Hollywood para fabricar una guerra inexistente y desviar así a la opinión pública. Ese es el concepto. Hacer creer, lo que precisamente no existe.

De manera tal, las campañas de ³guerra sicológica², lo que pretenden es descomponer la sociedad, desacreditar a sus líderes y organizaciones vanguardias, en otras palabras, subvertir políticamente el área donde se proyecta, ablandarla, descomponerla, para después, apoderarse de ella.

Recientemente se desarrollo el referendo revocatorio en Bolivia, donde por iniciativa del presidente Evo Morales y por primera vez en su historia republicana, el país, tuvo la opción de cambiar las autoridades constituidas. Examinar una sola vez los ejes de las campañas mediáticas elaboradas contra el dirigente boliviano, los insultos y calumnias, las mentiras expuestas, para comprobar como todos los conceptos enumerados, relativos a la guerra sicológica, fueron aplicados. Casos parecidos suceden en Venezuela, Nicaragua y Ecuador, donde sus dirigentes y organizaciones, son ultrajados y calumniados mediante campañas diseñadas en Washington, por asépticos ³especialistas², que desde sus refrigeradas oficinas reciben las encomiendas gubernamentales.

Sin embargo, como lo muestra la historia reciente en Venezuela, donde se ensayan todos los experimentos mediáticos y de guerra sicológicas conocidos, han fracasado y es que los pueblos son sabios y cada vez creen menos, en las novelitas rosas, de las campañas subversivas.

Trincheras de ideas, valen más que trincheras de piedras, al decir de Martí y Fidel, hoy en éste mundo globalizado, debemos prepararnos para enfrentar la guerra sicológica y mediática desencadenada por Estados Unidos contra nuestros pueblos. En la batalla de ideas, de conceptos, los revolucionarios también venceremos.

http://www.tercerainformacion.es/3i/article5518.html


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