Evaluación crítica del modelo de propaganda de Herman y Chomsky

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A Critical Evaluation of Herman and Chomsky’s Propaganda Model

Lic. Joan Pedro [C.V.] Doctorando del programa "Comunicación, Cambio Social y Desarrollo" - Facultad de Ciencias de la Información - Universidad Complutense de Madrid, UCM, España - joan.pedro@estumail.ucm.es

Resumen: Este artículo repasa los cinco elementos (filtros) que componen el Modelo de Propaganda y evalúa su relevancia y validez veinte años después de su elaboración original por Edward S. Herman y Noam Chomsky. El artículo analiza después la aplicabilidad del modelo a otros contextos que no fueron originalmente contemplados y reflexiona sobre otros elementos que también tienen el efecto de filtrar la información y que, por tanto, deben tenerse en cuenta por el modelo. Por último, considera la posibilidad de añadir dos nuevos filtros propuestos por otros autores. El artículo concluye que el Modelo de Propaganda es hoy aún más válido que hace veinte años. Es una herramienta de investigación muy adecuada para el análisis de los medios de comunicación de masas, pero que, al promover un análisis contrario a los intereses de las élites, tiende a ser marginado institucionalmente.

Palabras clave: Modelo de propaganda, economía política de la comunicación, propaganda, producción comunicativa, producción de noticias.

Sumario: 1. Introducción. 2. La relevancia acrecentada de los filtros. 2.1. Filtro 1: La Propiedad. 2.2. Filtro 2: La dependencia de la Publicidad. 2.3. Filtro 3: El suministro de noticias a los medios de comunicación. 2.4. Filtro 4: El Flak o las contramedidas para disciplinar a los medios (los reforzadores de opinión). 2.5. Filtro 5: El Anti-comunismo como mecanismo de control (hoy, Convergencia en la Ideología Dominante). 3. Aplicabilidad a otros contextos. 3.1. Aplicabilidad a otros países del centro con democracias liberales. 3.2. El MP e Internet. 4. Otros elementos a considerar en el modelo. 4.1. El rol de los periodistas. 4.2. La audiencia. 5. Propuestas específicas de nuevos filtros. 5.1. La Tecnología como sexto filtro. 5.2. La influencia directa o compra por parte de la élite. 7. Bibliografía. 8. Notas.

Traducción supervisada por Ibis Savio (UCM)

1. Introducción

Coincidiendo con el 20 aniversario de la publicación del libro Manufacturing Consent. The Political Economy of the Mass Media (1988) (traducido al castellano como Los Guardianes de la libertad. Propaganda, desinformación y consenso en los medios de comunicación de masas, 1990) de Edward S. Herman y Noam Chomsky, se ha podido constatar un resurgimiento, iniciado hace unos años, en el interés del Modelo de Propaganda (MP) en el ámbito académico. Esto es algo novedoso porque, tal y como esperaban los autores basándose en los supuestos y predicciones de su propio modelo (Chomsky, 1989) la acogida que recibió el MP tras su presentación fue en términos generales negativa. Según mostraron Herring y Robinson (2003), el MP ha sido marginado en el ámbito académico estadounidense porque éste “is very strongly disciplined by the operation of the filters outlined in the propaganda model” (aunque operan de manera distinta, según explican). Puesto que el MP tiene una perspectiva anti-élite, no resulta apto para pasar los filtros que él mismo distingue. La consecuencia es que la respuesta mayoritaria ha sido la de ignorarlo y, en segundo lugar, la de criticarlo. La mayoría de las críticas al modelo han sido de carácter vago y no han profundizado en los principios operativos del modelo, por lo que, aparte de los trabajos de los propios autores, [1] no se ha trabajado teóricamente en el perfeccionamiento científico del modelo hasta años recientes.

Sin embargo, en el cambio de siglo, [2] ha surgido un pequeño grupo de autores que, partiendo de una base teórica e ideológica similar a la de Herman y Chomsky, han trabajado por su robustecimiento, actualización, refinamiento y ampliación (por ejemplo, Herring y Robinson, 2003; Boyd-Barret, 2004; Klaehn, 2002, 2003, 2005; Cromwell y Edwards, 2006; Sparks, 2007). Aunque los investigadores que han abrazado el MP constituyan una minoría, sus reflexiones merecen una atención especial. Además, en los últimos años ha habido varias conferencias cuyo objeto ha sido debatir sobre la validez del MP en las que se han hecho aportaciones interesantes que deben ser examinadas (por ejemplo, Londres, Inglaterra, febrero 2004; Universidad de Windsor, Canadá, Mayo 2007; Sevilla, España, 2006).

Este artículo analiza la actualidad de los cinco filtros que componen el MP y da un repaso a las lagunas y posibilidades de mejora que se han señalado desde autores que trabajan desde una perspectiva social crítica y que comparten la idea de que los Medios de Comunicación de Masas (MCM) cumplen una función propagandística de servicio a las élites (entre otras funciones). Estos dos puntos permitirán alcanzar conclusiones sobre la validez del modelo en el contexto actual. Se ha decidido no incluir las críticas de autores que tienen una visión jeffersoniana de los medios de comunicación porque, al mantener que los medios actúan como un contrapoder respecto a gobiernos y corporaciones, su crítica es una enmienda a la totalidad del MP (a menudo acusándolo de teoría de la conspiración) que no permite analizar el modelo ni ahondar en sus puntos fuertes y débiles. Además, hay una gran cantidad de evidencia de que los contenidos de los MCM cumplen un papel funcional para los agentes del poder (incluidos ellos mismos).

Aunque hasta la fecha no haya habido muchas reflexiones teóricas y epistemológicas en torno al MP y los trabajos que se han servido de él como herramienta de análisis raramente han sido considerados en el ámbito mainstream, Chomsky ha señalado que “I would hazard a guess that the "Propaganda Model" is one of the best-confirmed theses in the social sciences” (Chomsky, 2002: 18). Efectivamente, las hipótesis que se desprenden de los principios del MP han sido sobradamente contrastadas, incluso, como dice Sparks (2007: 69), por parte de autores que ignoran el modelo, pero que han llegado a conclusiones muy similares. Someter un modelo a examen empírico es un paso importante para poder validarlo. Sin embargo, también cabe estudiar la relevancia, consistencia y exhaustividad de sus principios operativos o categorías (los “filtros”), y su aplicabilidad a contextos amplios y generales (que pueda dar cuenta del mayor número posible de fenómenos que intervienen en la formación de los contenidos), puesto que se entiende que cuanto más universal sea un modelo, mayor es su validez.

Continúa en: http://www.ull.es/publicaciones/latina/09/art/19_818_35_ULEPICC_02/Joan_Pedro.html


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